La saga de Dragon Age no se ha caracterizado por seguir una línea argumental con firmeza, sino que más bien la saga está conectada por referencias a entregas anteriores. Dragon Age: The Stolen Throne y Dragon: Age Origins se centraron en Ferelden, en una guerra civil de difícil solución y en una unión contra un enemigo superior: Orlais, en el primer caso, y la Ruina, en el segundo. Dragon Age II dio un vuelco a la historia y se emplazó nada más y nada menos que en las Marcas Libres, un lugar que no se llevaba especial atención de sus predecesores, y tal fue el giro en la línea argumental que la Ruina se trató apenas en el prólogo. Después, el juego se centra en la creciente tensión entre los magos y los templarios, que acaba estallando al final del Tercer Acto, y este conflicto se extiende hasta Dragon Age: Inquisition. El prólogo de Dragon Age: Inquisition - Trespasser (DLC) traza las líneas para seguir por esa vía hacia el Imperio de Tevinter, con lo cual asumo una ruptura definitiva con todo lo que vimos en Dragon Age: Origins y The Stolen Throne.
No es que el conflicto entre los magos y los templarios no me fascine, de hecho, creo que puede dar mucho que hablar (y así lo está haciendo); sino que tengo la sensación de que BioWare se ha cansado de escribir sobre Ferelden y los Guardas Grises y se centra en otros temas, otras argumentaciones que, quizá, no formen parte de la esencia tan atrayente de Origins. Por un lado, en Dragon Age: Inquisition parece que se intenta destruir todo lo anterior para construir sobre las cenizas: todo lo que creía conocer y admirar desde el primer juego de pronto se ve arrastrado por el barro (los Guardas Grises, que resultan ser unos corruptos; los elfos Dalishanos, que ignoran partes de su pasado hasta el insulto y cambian sus costumbres para hacer el conflicto mago-templario más "gris"), y me pregunto si se continuará esta tendencia en el cuarto juego de Dragon Age. Creo que, de cierta manera, Dragon Age se ha centrado tanto en romper con los esteriotipos que se ha olvidado del precedente que asentó entre los juegos RPG con Origins, cosa que también intenta destruir por aquello de la inclusión de giros argumentales que, en la mayor parte de casos, son innecesarios, cosa de la que hablaré en otros artículos si se da la oportunidad. Observo la progresión de los juegos y no puedo sino pensar que la historia de los Guardas Grises y las Ruinas quedará para siempre a medio cerrar, mientras que se pondrá el foco sobre otras cosas: como los magos, los templarios o los dioses élficos. Y, mientras tanto, no habrá un cierre para la evidente disfuncionalidad de la sociedad de Orzammar.
Quiero pensar que estoy equivocada. Quiero pensar que, en próximos juegos, nos sumergiremos de lleno en otros conflictos que no incluyan la guerra entre magos y templarios, o que la traten de manera secundaria. Pero, mientras tanto, mi apuesta sigue en que iremos a Tevinter para perseguir a Fen'Harel y allí descubriremos que todo lo que habíamos llegado a creer saber sobre Thedas será una gran, gran mentira. Aunque espero que esa mentira tenga sentido esta vez.
— bioticgoddess.